jueves, 22 de mayo de 2014

Cocktail de pasión y melancolía

No recuerdo bien a qué edad comencé a sentir Sevilla tan dentro de mi. Puede que mucha culpa de ello la tenga Isabel Pantoja, mi ídolo, sevillana, trianera. Veía fotografías de sus calles, de sus plazas, de su río, de sus Vírgenes y Cristos, y soñaba con poder visitarla algún día.
Tampoco recuerdo en qué momento sentí el periodismo, aunque sí cuándo tomé la decisión de estudiarlo, el día que murió mi admirada Maika Vergara. A partir de ese día, reuní todas mis fuerzas para poder conseguir mi sueño: ser periodista.
Para ello tenía que luchar contra muchos elementos, pero había dos a la cabeza. Por un lado, el dinero. Como tantos otros estudiantes, no contaba con una gran cantidad de ingresos simplemente con un sueldo de mi padre, y mantenerme fuera era realmente difícil por lo que habría que esforzarse para conseguir beca todos y cada uno de los cursos, sino tendría que volver a casa. Por otro lado, mi enorme fobia a viajar. Sí, padecía (puede decirse que padezco aún) agorafobia una patología que te complica mucho desplazarte y va limitando tu vida. Si quería cumplir mi sueño, tendría que superarla o al menos aprender a controlarla.
Dicen que quien no arriesga no gana, y por suerte, yo gané. 
A pesar de las dificultades que encontraba, el apoyo de mi familia, amigos, profesores, etc me impulsó cada día hasta llegar a este 22 de mayo de 2014, a poco más de un mes de finalizar la licenciatura de Periodismo en la Facultad de Comunicación de Sevilla.
Cuando ves que algo por lo que has luchado tanto está apunto de conseguirse, sientes una mezcla de sentimientos que no sé muy bien cómo calificar. Una parte de mi siente gran alegría por que pronto podré decir: "soy periodista". Otra, y posiblemente la que más pese, padece una melancolía infinita por aquellos momentos que he disfrutado con las maravillosas personas que he conocido en mi periplo sevillano. Mil anécdotas se agolpan estos días en mi mente, como queriendo retenerme en un tiempo pasado, pero la realidad continúa ahí golpeando fuerte porque no te puedes parar, no hay tiempo de mirar hacía detrás, a la vida hay que mirarla de frente. 
Soy consciente de lo afortunada que he sido durante 5 años de poder disfrutar de Sevilla, de Triana. Pasear por sus calles, sentirme integrada aquí, mirar su río, su cielo, divertirte, postrarme ante mi Esperanza de Triana. Realizar innumerables trabajos en la facultad con mis amigos que siempre los han hecho mucho más divertidos, entrevistar a gente inalcanzable para mi, investigar, grabar, locutar...Tantas cosas, tantos momentos que realmente no existen palabras para describir lo que siento.
Muchos estudiantes comprenderán lo que digo aquí, por que vivir lejos de tu casa es demasiado duro y encuentras en una ciudad que no es la tuya, el respaldo de personas que se acaban convirtiendo en una segunda familia.
Casi ya puedo decir, que soy periodista, que cumplí mi sueño. Al mismo tiempo que me deshago por dentro al sentir que tengo que separarme, hasta sólo Dios sabe cuándo, de esa segunda familia. 
Por ello, a ti que me lees te invito a luchar por tu sueño. Sé que las cosas están muy difíciles, que te repiten constantemente que el periodismo no tiene salida, pero ¿sabes qué? si lo sientes, HAZLO. Consigue una beca, estudia lo que te gusta y siéntete orgulloso por ello.
A mi, ya sólo me queda decir: GRACIAS SEVILLA 


No hay comentarios:

Publicar un comentario